En el corazón del desierto árabe, donde el vital líquido escasea, emerge una obra maestra de la ingeniería moderna: la planta desalinizadora Taweelah en los Emiratos Árabes Unidos. Esta mega construcción no sólo es un símbolo de modernidad e innovación, es también un ejemplo de la grandeza y determinación del país asiático para garantizar agua potable para su población y generaciones futuras.
La planta desalinizadora, ubicada en Abu Dabi, destaca por su magnitud y capacidad de producción. Posee una de las mayores capacidades de desalinización en el mundo. Produce, aproximadamente, 416 millones de galones de agua potable al día. Ésta fue diseñada por módulos para una expansión escalable, ante las demandas futuras.
La grandeza de Taweelah radica en distintos aspectos. Utiliza procesos de ósmosis inversa de última generación, los cuales son más eficientes y amigables con el medio ambiente. Ha incorporado sistemas de recuperación de energía y las tecnologías más avanzadas para reducir la huella de carbono. Su crecimiento ha ido a la par del crecimiento urbano de la capital del país, así como de las actividades agrícolas e industriales.
El proceso que se lleva a cabo en Taweelah es una auténtica maravilla. Primero, grandes bombas succionan y captan aguas profundas del Golfo Pérsico. Después se realiza un filtrado para eliminar partículas de gran tamaño y organismos. Posteriormente, el agua pasa por membranas semipermeables bajo alta presión, así se separa la salud y otros minerales que contiene el agua del mar. Luego se efectúa el post tratamiento, en donde se realizan ajustes para cumplir con los estándares de potabilidad, añadiendo sustancias y eliminando residuos. Finalmente, el agua potable es distribuida a la población y a los sectores productivos que la requieran.
La planta desalinizadora, que inició operaciones en 2022, ha sido reconocida como una de las instalaciones más avanzadas del mundo en su categoría. Ésta es punta de lanza y ha jugado un papel crucial en la seguridad hídrica mundial.