Ricardo Legorreta Vilchis nació el 7 de mayo de 1931 en la otrora Ciudad de México. Cursó la licenciatura en arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México de 1948 a 1952.
Legorreta Vilchis es uno de los grandes maestros de la arquitectura contemporánea mexicana, que puso el nombre del país muy en alto y es considerado como una figura de renombre internacional. Su obra se distingue por una sensibilidad única que combina la electrizante tradición mexicana con un enfoque modernista. Sus creaciones son tanto funcionales como llenas de carácter, vida y color.
Legorreta mostró, desde sus primeros años, un talento extraordinario para transformar espacios urbanos en obras que trascienden la mera utilidad. Su formación en la gran escuela del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez le brindó una base sólida, pero fue su visión la que lo llevó a tener un estiló único y distintivo.
Ricardo Legorreta Vilchis también fue pedagogo y docente. Fundó el taller de arquitectura de la Universidad Iberoamericana. En la Ibero inspiró a generaciones de jóvenes arquitectos a explorar la interacción entre cultura, espacio y luz. Su legado no sólo reside en sus obras, sino en su filosofía de arquitectura como una forma de enriquecer la vida social y cultural, mostrando un profundo respeto por las raíces mexicanas.
Una de sus obras más conocidas es el Edificio Celanese en el número 1425 de Avenida Revolución en la Alcaldía Álvaro Obregón. El edificio de trece pisos es un ejemplar audaz de modernidad que enfrentaba los retos de la sismicidad en la CDMX, éste se edificó para albergar las oficinas principales de la empresa Celanese Mexicana. A simple vista, parece que la edificación flota en el aire, dando la impresión de estar suspendida.

El Edificio Celanese ha demostrado su resistencia frente a cualquier movimiento sísmico o repentino, incluyendo los temblores de 1985 y 2017. Legorreta conceptualizó la obra utilizando el sistema conocido como Péndulo Invertido, que consiste en que la estructura cuenta con una base o núcleo central de concreto, de donde emergen varias armaduras y tensores de acero que parecen quedar suspendidos hacia los extremos del edificio.
A más de medio siglo de su construcción, la presencia imponente del edificio sigue intacta, pese a las múltiples transformaciones que ha sufrido la avenida Revolución. Actualmente, continúa siendo un referente imprescindible para estudiantes, arquitectos y amantes del diseño.